La semana pasada platiqué con un amigo extranjero que vivió en Monterrey a inicio del milenio. Hace siete años no regresaba a la ciudad, por lo que la plática inevitable fueron los cambios que notó.
Lo obvio en la conversación: los edificios, la sequía, Tim Horton’s, el gobierno, los políticos, el transporte, las calles.
Lo inesperado de la conversación: cuando me dijo, ¿te has fijado cómo ya nadie usa sombrero en Monterrey?
Hice una pausa para encontrar el último flashback que tengo de sombreros en la ciudad. Sombreros vaqueros, naturalmente. Tampoco es fácil recordar esos detalles con exactitud. A partir de esa plática tengo la mirada programada para encontrar sombreros. Ya pasaron varios días sin que vea uno. La hipótesis de mi amigo es que, en Monterrey, la gorra reemplazó al sombrero vaquero.
¿Cuándo fue la última vez que ustedes vieron un sombrero vaquero en la ciudad? Si lo vieron en un programa de televisión, en un festival grupero, en un cuadro de danza folclórico, en una publicidad o en la cabeza de un político, pienso que no cuenta.
Se trata de encontrar el sombrero en la moda cotidiana. En breve, más información sobre este tema.
En Monterrey, la derecha y la izquierda tienen dos pies izquierdos
La política y el baile no son prácticas afines. Algo sucede cuando vemos a los servidores públicos abandonar su rígido y limitado lenguaje corporal para recordarnos que son humanos que pueden bailar. En alguna entrevista que hizo para promocionar su película Tony Manero (que trata de un asesino serial que es imitador del personaje de John Travolta en Fiebre del Sábado por la Noche) el director chileno Pablo Larraín decía que, cuando bailamos, estamos revelando a los demás algo de nosotros que no es posible decir de manera verbal.
Justo ahora, la Primera Ministra de Finlandia, Sanna Marin, está en el centro de una controversia que la obligará a someterse a un antidoping, simplemente por aparecer en un video bailando en fiestas con amigos.
En Monterrey, llega un momento en la carrera de todo político en el que, como máximo intento de ganarse a las masas, decide correr el riesgo de bailar en un evento público. Hasta donde recuerdo, no ha nacido el político local que sobreviva íntegramente a ese momento. O sea, alguien a quien veamos bailar, no nos de pena ajena y digamos: oye, qué bien baila.
(Para no arruinarles el lunes, este es un screenshot.)
(Este sí es video.)
Luis Donaldo Colosio Riojas cruzó esa línea ayer durante el homenaje a Celso Piña con motivo de su tercer aniversario luctuoso, en la colonia Campana-Altamira.
No estoy en ninguna posición de juzgar cómo lo hizo, y puedo estar sesgado, pero este video no es algo que recordaré por años, como los bailes de Adalberto Madero quien, si mal no recuerdo, también bailó vallenato.
Cuando creíamos que habíamos visto todo tipo de chapulineos, Samuel García se declara provida
Todo fuera como bailar “Los Caminos de la Vida” y ser blanco de burlas.
Es sumamente difícil canalizar nuestra inconformidad durante esta temporada en Nuevo León. Por temporada quiero decir: el fin del mundo.
No tenemos agua, nos acabamos de dar cuenta que la mayoría de los edificios que se están construyendo en Monterrey no podrán contar con el servicio de Agua y Drenaje, la inflación está desquiciándonos, hay jabalíes sueltos por las calles de más de una colonia. Entre tantas señales apocalípticas algo que está pasando desapercibido es el cambio de agenda del gobernador del Estado, quien había dejado en claro su posición sobre los derechos reproductivos y ahora, frente a periodistas que no le hacen ver su contradicción, la está cambiando cómodamente.
Aquí lo tenemos en una entrevista en 2018, diciendo con todas sus letras que “el derecho de la mujer a decidir debe pesar más sobre lo otro.”
Esto se publicó la semana pasada:
Días más tarde, esto es lo que le dijo a María Julia Lafuente.
San Pedro tiene la expo apócrifa de Van Gogh, Monterrey tendrá la original
Algo no me cuadraba desde que supe que había una expo inmersiva de Van Gogh en Monterrey y mi Instagram no estaba plagado de stories, fotos y propuestas de matrimonio grabadas allí. La razón fue que la calidad de la exposición no era digna de aparecer en nuestras fotos de perfil.
Este reel de @laguiamty señala las deficiencias de Amazing Van Gogh & Friends que, en pocas palabras, no tenía nada de inmersivo, ni sensorial.
Luego de semanas de decepción colectiva ante esta instalación de mamparas 2D, la expo de Van Gogh con la que estábamos confundiendo a la que ahora está en San Agustín (o bien, la que su publicidad engañosa nos hizo confundir) fue anunciada para llegar a Monterrey Del 8 de octubre al 8 de enero de 2023, y nada menos que en los bajos del Palacio Municipal. Se siente extraño que San Pedro haya obtenido la expo apócrifa y Monterrey, para ser específicos, el centro de Monterrey, la auténtica.
El costo de admisión será de 256 pesos y si eres influencer y entre todas sus redes sumas al menos 2 mil seguidores, puedes aplicar para un acceso especial, según su página web https://www.vangoghxperience.com/
Donde hubo agua, ahora hay choques
Mi imagen favorita de esta semana es esta de la página de facebook EcoNoticias, que nos confirma que la naturaleza siempre encuentra su camino. La naturaleza chocona del regio, para este caso.
Nace en Apodaca el giveaway/recompensa
Cuando la inseguridad, las microempresas, el pago en especie y las redes sociales convergen, surge lo que podemos denominar como una variante del giveaway. En Apodaca, el negocio Elotes Galaxia ofreció un año gratis de elotes para quien ofrezca información que ayude a capturar a los ladrones que entraron en su local.
El caso recibió una cobertura exhaustiva por parte de El Norte, que publicó notas durante tres días seguidos y encontró en las cámaras de seguridad de una casa vecina la presencia de un cuarto ladrón, desmantelando la hipótesis de que eran tres ladrones.
La noticia incluso recibió atención nacional
Lo genial sería, para de verdad volverlo un giveaway, que el post dijera: etiqueta al ladrón, danos like y síguenos en IG y FB.
Regios will be regios es un newsletter semanal sobre Monterrey, escrito por Maximiliano Torres.
Instagram: @regioswbr
Creo que la última vez que vi a alguien con sombrero de vaquero en la ciudad fue el fin de semana pasado, en el Señor Latino del centrito. Me llamó la atención porque llevo 9 años en la ciudad y, por lo menos por estos rumbos (SPGG), efectivamente no se ven personas con sombreros con mucha frecuencia.