Desde la primera fila del pre-show de Bad Bunny
El verdadero efecto de los artistas que llenan estadios se da afuera de los estadios. Meses antes, en la víspera de la venta de boletos, cuando el fandom de cada ciudad despliega su propia versión local de furor.
Si las beliebers regias dieron cátedra de melodrama y reaparecieron triunfales diez años después para desmentir a quienes hicieron de ellas un chiste, los devotos de Bad Bunny están escribiendo un capítulo igual de jugoso en la historia de las movilizaciones de masas en la ciudad. Ofrendaron su quincena, sus horas hábiles, su sentido común, sus bienes, sus planeación financiera del primer trimestre del año. Y no sé qué más.
Todo comenzó con la especulación sobre los precios, con una racha de memes que, por más graciosos, mandaron un mensaje claro a los promotores de espectáculos (quienes no necesitan ninguna ayuda o inspiración para aumentar precios): tú pon el precio, yo lo pago. Quizá basándose en la inflación del precio del kilo de limón, los compradores auguraban un rango de precios inédito, pero jamás imposible. Y no se equivocaron; para muestra, este post del extinto Escena en el que se anunciaban los costos de los boletos para un show de Bad Bunny. Fue hace cuatro años, eran tiempos ingenuos, sin malicia, en los que todavía no aprendíamos que fotografiar el boleto completo podía tentar a los piratas.
De vuelta al 2022, sin precios oficiales anunciados, la fila comenzó. Y fue quizá la incertidumbre de no saber cuánto habría que desembolsar lo que causó una ansiedad canalizada en actos como:
Hacer carne asada:
Hacer huelga:
Y el más audaz de todos los actos: confiar en el universo, como estas dos chicas que, sin dinero, hicieron fila con la esperanza de que una campaña espontánea de recaudación de fondos entre quienes supieran de su caso a través de internet sucedería justo antes de que llegara su turno en la taquilla.
No esperemos diez años para preguntarnos el paradero de ellas. Cuando Nuevo León esté en el máximo estado de emergencia por la sequía, este par tiene que presentarse en la presa La Boca y simplemente esperar lo mejor y que empiece a llover.
La historia de estas dos fans fue tomada por los medios locales del canal del youtuber Alejandro Villanueva Madness, a quien hay que reconocerle el haberse acercado a esta fila de admiradores con un interés más sociológico que cirquero. Entrevistó a un chico y a su abuelita que pernoctaron afuera de la Arena Monterrey, a una pareja con la que conversó sobre los prejuicios sociales (de estrato, de escolaridad trunca) que se tienen sobre alguien simplemente por ser fan de un artista, con un chico que rememora como su papá lo empezó a llevar a eventos, con otro chico que explica como dentro de la fila hay una logística para que nadie pierda su lugar, y así hasta llegar a Shanik y Melisa, las reinas de la procuración de fondos. Vale la pena ver todo el video.
Turismo es turismo
Mis sentimientos fueron negativos hacia quienes iban a la presa La Boca a hacer ese turismo sádico de tomarse fotos con la tierra árida, las embarcaciones encalladas y las ruinas que estaban debajo del agua. Luego admití que mi definición de turismo es limitada. Hay subcategorías como el turismo de tragedias, turismo atómico, turismo de cirugía estética, necroturismo, turismo ufológico, turismo de favelas, turismo de pueblos abandonados, etc. Otra cosa es que, hasta este año, ese tipo de recreación no se haya practicado en Nuevo León. Y los paseantes que han estado yendo a la presa, a la vez que lo hacen para actualizar su foto de perfil, están generando material que servirá de archivo histórico, están dándole a entender a los pobladores de esa zona que una economía basada en otro tipo de turismo puede existir.
Sea como sea, la transición de zona de turismo acuático a turismo arqueológico es una postal durísima de ver en este reportaje de El Norte en el que los paseantes buscan su foto con el cambio climático.
El re-estreno de Cumbres
La Cineteca Nuevo León proyectará mañana (febrero 12) a las 20:30 hrs la película que se hizo sobre el caso Diego Santoy y que, cabe aclarar, es una interpretación libre y no factual del caso. Es visionado obligatorio para entender la evolución de la cinematografía local, ya que esta cinta marcó el inicio de una era en la que el cine regiomontano comenzó a tomar premisas de su propia realidad, relevando a una generación de directores que hasta entonces había hecho westerns, sci fi y terror.
A propósito de este re-estreno, comparto la entrevista que le hice Gabriel Nuncio, director de Cumbres, hace ocho años: “El cineasta de Vista Hermosa reimagina al asesinno de Cumbres”
Hieleras y acrílico
Esta fue una semana relevante en materia de demostraciones de rencor y amor por parte de las aficiones del futbol. Por un lado tuvimos a aficionados de Rayados exigiendo rendición de cuentas en Abu Dhabi, colocaron imágenes de las cabezas del entrenador y tres integrantes de su directiva en hieleras de OXXO con manchas rojas simulando sangre. Me asombra el grado de organización y gestión de recursos de los Rayados de Abu Dhabi: ¿documentas las cabezas o vas y buscas un Office Depot allá para imprimir y recortar? ¿Cómo resuelves la sangre? ¿Las hieleras eran parte de la logística independientemente del resultado del partido? ¿Llevan una maleta con artículos de papelería a todos lados? En esta demostración se mezclan dos culturas de violencia: la de los mexicanos expuestos a ver cadáveres en la vía pública y la de los árabes, quienes todavía imparten justicia con la pena de muerte por decapitación, ahorcamiento y lapidación.
En la misma semana, muy sospechosamente, El Norte publica, de la nada, esta entrevista con una aficionada a Tigres que pinta cuadros de los jugadores, como diciéndonos: y del otro lado del espectro de emociones, tenemos a la afición de Tigres. Quedé fascinado por varias cosas que se dicen en esta entrevista.
Regios will be regios es un newsletter semanal sobre Monterrey, escrito por Maximiliano Torres.