Si me dan un minuto, esta será una historia sobre Monterrey.
El pasado 15 de febrero, Becca Sherman, la CEO de una empresa llamada Workweek, se encontraba en Ciudad de México para visitar amigos y hacer trabajo remoto durante una semana. Convencida de que haber viajado a México había sido una gran idea, decidió publicar en twitter una postal de su viaje.
El caption:
Do yourself a favor and remote work in Mexico City —it is truly magical✨
Este buen intento de eslogan turístico cobró vida propia en sentido inesperado. Por un lado, se volvió un meme que rectificó la “verdadera magia” de Ciudad de México, sustituyendo la foto del hotel bohemio por momentos difíciles de la vida cotidiana en CDMX; por otro lado, aceleró una catarsis ante la gentrificación y la falta de regulación de la vivienda que están desplazando a los habitantes de zonas residenciales en las grandes ciudades. En esta catástrofe, los extranjeros juegan un papel. ¿Qué tanto? Twitter decidió que mucho. Vienen a residir a un país de desigualdades al que llegan con la ventaja de un mayor poder adquisitivo y nulas obligaciones fiscales, a pagar rentas exhorbitantes, a dar 20% de propina, a encarecerlo todo.
El tweet en cuestión ya está bajo candado, pero recuerdo los replies: le pidieron que se hiciera a ella misma el favor de regresar a su país en donde sí paga impuestos, que tratara de hablar español cuando la atendieran en los restaurantes de México, que venía a encarecer las rentas, la llamaron colonizadora, whitest white y la mayoría coincidió en lo intolerable que es el turismo gringo.
La gran ironía es que Workweek, la empresa de la que Becca Sherman es CEO se describe en su sitio web como “un colectivo cada vez más numeroso de expertos del sector que están cambiando el mundo de los negocios mediante la creación de contenidos que realmente se disfrutan.” Su tweet viral saboteó accidentalmente la consigna de su empresa.
Aquí hay una oportunidad para recordar el lejano parentesco cultural entre Ciudad de México y Monterrey.
Como regiomontano, quizá hablo por varias generaciones (quizá no) al decir que la hostilidad hacia Becca Sherman me parece irreconocible. En Monterrey tenemos una relación menos compleja con el turismo gringo; ya sea business, pleasure or bleasure, no nos ofende que un norteamericano nos hable en inglés. Todo lo contrario. Me voy a enfocar en el idioma, que no es el punto de la controversia, pero da idea de hasta qué grado somos receptivos de los gringos.
Al regio lo siguen tres angloparlantes en Instagram. Son esos tres amigos que conoció cuando estudió un semestre en el extranjero. Amigos que tal vez ya no lo recuerdan, que tal vez ya no ponen atención a sus redes sociales; en consideración a ellos (o como pretexto para utilizar el inglés porque lo prefiere sobre el español), el regio escribe sus posts en inglés, incluso los escribe en versión en inglés y en versión en español. La excepción es Andy Benavides porque todos sabemos que ella trabaja con marcas cuyos followers son principalmente angloparlantes, ¿ok?
Les propongo que vayan a un café en la zona Tec y escuchen las conversaciones vecinas. (De hecho, no tendrán otra opción mas que escucharlas. Son invasivas.) No tardarán en darse cuenta que hay veinteañeros hablando en spanglish o completamente en inglés o alternando inglés y español. Por elección. Sin ninguna necesidad.
Becca Sherman vive en Austin, Texas, por cierto. Una ciudad a la que los regios vamos a pagar precios exhorbitantes por elección. En cuanto a hacer trabajo remoto en Monterrey, no tengo la impresión de que los extranjeros vengan aquí a eso. Pero en definitiva, cuando las Becca Sherman vengan a Monterrey, vacacionarán en otro país.
En cuanto a la regulación de la vivienda y las rentas altas, les diré como a la niñera de aquella película de horror, que pensaba que había una asesino serial llamándole desde afuera para aterrorizarla:
Prófugos de la gentrificación
A causa del tweet de Becca Sherman, terminé en otra conversación sobre gentrificación; la de la comida. Respondiendo a un tweet de mi amigo @romandelaselva, que hablaba de la gentrificación del tuétano como una de las más cabronas :
Al contactarlo para ampliar lo que dice en su tweet (a qué se refiere con que es la gentrificación más cabrona), Román me dijo: “Es la que más me impacta. Hay gente pagando más de 200 pesos por chupar huesos”.
En los replies a mi reply a Román me enteré de que existe una fuerte animadversión hacia la tostada de La Siberia; un platillo que, considero, ha escapado a la gentrificación durante años.
Se me dijo:
“Honestamente creo que es lo peorcito gastronómicamente de Monterrey.” (Este fue Román)
“Apenas iba a decir que qlerón no es gentrifícable”
"Esa madre duró 2 meses contaditos acá en el rancho”
“Tome la terrible decisión de ir a probarlas cuando estuvieron aquí. GUACALA, pinche comida insípida y simple. Lo mejor eran los chiles en vinagre. -IMAGÍNATE-“
“Verdad que sí ? Aparte para un Jarocho a esa tostada me faltan cosas”
“No fucking idea”.
“Por horribles”.
No voy a defender a la tostada de La Siberia; yo tampoco soy fan, pero la puedo comer. Lo que me intriga es saber quiénes son los árbitros de la gentrificación gastronómica y cuál es su criterio para decidir qué alimentos ameritan desembocar en alguna de las calles con nombres de ríos en San Pedro.
¿Qué tienen en común los platillos gentrificados y de qué carecen los no gentrificados?
Veamos.
Abatidos en la guerra de la gentrificación:
El tuétano
El chicharrón de la Ramos
Las tostadas con salsa que venden afuera de las secundarias
El elote preparado
El asado de puerco
El durito preparado
El pollo asado
El chocolate Abuelita
La barbacoa
El taco de cueritos
Miembros de la resistencia:
La tostada de La Siberia
El chili dog del Cine Rally y los chilli dogs en general.
Los tacos al vapor
Tortas de La Purísima
¿Qué opinan? ¿Es una cuestión de sabor? ¿De texturas? ¿Será que algunos platillos no se les puede quitar su estigma de clase baja? ¿Dónde se traza la línea?
Una lección de logística de parte del Army de BTS
Mi historia favorita de esta semana fue la del club de fans de BTS: Capitulo Monterrey y la reactivación comunitaria, no comercial que están generando en el Barrio Antiguo con la producción de una serie de murales en honor a cada integrante de la agrupación coreana, cuya develación coincidirá con los cumpleaños de cada uno de los miembros. La intención de este club de fans podrá ser, simplemente, llamar la atención de sus ídolos. Sin embargo, en el paso a paso que implicó este proyecto pusieron en práctica varias habilidades dignas de la vida real:
1) Consiguieron una intérprete coreano-español para contactar a las ilustradoras a las que les pedirían las imágenes. 2) Se aseguraron de obtener la autorización para reproducir cada imagen. 3) Procuraron los fondos para producir los murales, ofreciéndole a cada donadora la inscripción de su nombre en el mural. 4) Pidieron autorización a los propietarios de los muros en los que les interesaba crear cada mural. 5) Comisionaron la obra a un artista local. 6) Difundieron la creación de los murales. 7) Organizaron un evento para la develación de cada mural.
Anoche pasé por una de las calles que lucen ya estos tributos a BTS. Es impresionante cómo una zona urbana olvidada y desatendida (no me refiero a todo el Barrio Antiguo, sino a ciertas calles) tiene ahora actividad, flujo de personas y una vocación turística gracias a la voluntad de un grupo de chicas.
Regios will be regios es un newsletter semanal sobre Monterrey, escrito por Maximiliano Torres.
Siendo gringo que vivo en Monterrey, me consta el buen trato de los regios en general hacia mi y mis compatriotas. Y mientras entiendo que la gentrificación es problemática, al mismo tiempo se me hace una grosería que la gente de CDMX reaccione con rechazo hacia el turismo gringo, considerando la aportación tan importante que hace a la economía. La gentrificación es igualmente culpa de las empresas locales que suben los precios; nadie les está forzando, ¿no?
de la gentrificación gastronómica: podríamos empezar reconociendo que la comida norestense no es de naturaleza complicada. Por lo mismo muchas cosas "simplonas" como el caldo de res del Manolin o las tostadas de la Siberia son un éxito. En el caso de las tostadas de la Siberia su éxito radica precisamente en la simpleza de su elaboración y, en mi opinión, su resistencia a la gentrificación está en que el pollo es una carne con truco: hay quienes solo comemos pechuga, hay quienes comen todo excepto pechuga. No sé, es una teoría.
Finalmente Bravo por BTS Army rehabilitando espacios olvidados por el gentrificado "LABNL" (que onda con eso? por que conarte ya no es lo de antes?).